Nos acercamos al pregón del año 1975, en el que Jesús Ricardo Rasueros hace referencia a la Hermandad en su salida de San Esteban.
La luna grita a tu puerta,
con el marfil de su aldaba
y tras las torres dormidas,
titubeantes, se clavan,
sobre el brocal de la noche
los claros dedos del alba.
¡Tan! ¡Tan! hasta cinco golpes,
las cinco de la mañana.
Suenan a hueco de muerte
y mi escalofrío agrandan.
Chillan mohosos los goznes
y tras la bóveda opaca,
un flamero de columnas
estrena en oro dalmática.
Dos filas de nazarenos.
Dos hileras de plegarias
marginan, noche de sombras,
con procesión de espadañas
un río de penitencia.
Nieve el hábito, y la capa
negro capuchón erguido
y una mariposa pálida
flotando en nimbo de fuego,
bate, en el cirio sus alas.
¡Ay Jesús, que cruz mas recia!
cómo hiende la calzada.
"Esta escribiendo en la tierra,
el peso que vale un alma"
Labrador, surca en el surco.
¿Por que el aparejo cambias?
¿hoja y mancera en el hombro
y timón en la basana?
"Mis cosechas son de cielo
y el mundo ahodar no hace nada".
Vas coronado de pámpanos
y los racimos te manchan.
"Es sangre que esta en mi frente
rota al ceñirme las zarzas"
¿Abandonas San Esteban?
"Voy a las siete palabras
a explicar mi teología
de mi muerte en Salamanca
que cerrado en paraninfo,
toda la ciudad es aula".
¿Morir el Dios de la vida?
"Espera un instante. Aguarda.
Si no encuentro cirineo
mi fin sera la calzada.
Si me ayuden cuando llegue
veras calvado en su cátedra
a Cristo Dios que a la muerte,
en Buena Muerte la cambia"
¿precio de Dios, por el hombre?
¡No cabe en cabeza humana!
" Pero ahí tienes nazarenos
que "mar marean" mis andas
a remo de contriciones
sobre las olas del alba".
¡Deteneos! Ya no vive
y esta la Piedad sentada
ansiada de dar al cadáver
el calor de sus entrañas.
Negro, rojo, azul y blanco
zaguán de la madrugada
y aunque esta el sol en las torres
y en oro la piedra estalla, sobre el dolor
de María
no ha nacido la mañana
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