Los hermanos, en mayor número que años anteriores, comenzaron a llegar sobre las 3 de la madrugada, entregando su papeleta de sitio para acceder al interior de la Iglesia. Allí, dentro, se respiraba tranquilidad y nerviosismo a la vez. El tiempo nos acompañaba, pero esos nervios que se sienten en el interior, esa sensación que se vive año tras año hace que los nervios lleguen a la mayoría de nosotros.
El pasillo central repleto de insignias, hermanos de carga, hermanos de fila, charros y charras, hermanas con mantilla, fotógrafos, periodistas y ELLOS esperando en sus pasos, desprendiendo luz, con ganas de salir a una Plaza de Concilio de Trento a rebosar.
Tras una oración, comienzan a formarse las filas de nazarenos, tres golpes a la puerta y suenan los primeros aplausos.
Los cirios van encendiendo su luz, una luz que se mantiene durante toda la madrugada sin apagarse gracias a la buena temperatura.
Entre la luz de los cirios y la cera desgastándose se aprecia la figura de Jesús de la Pasión que se abre paso desde el interior, meciendo su túnica blanca el Señor de San Esteban atraviesa el dintel de la puerta. Aplausos, más aplausos para el moreno que continua su marcha con La Saeta.
El primer tramo de la hermandad ocupa ya parte de Palominos, por la puerta siguen saliendo más nazarenos de blanco y negro, más insignias y por fin aparece el Stmo. Cristo de la Buena Muerte, en su paso sobrio, con su monte de claveles vuelve a arrancar los aplausos del numeroso público.
Paso firme y fuerte al ritmo de la Agrupación Cristo Yacente continúa su caminar.
Es ahora cuando el color de los capirotes cambia, pasando al verde, inundando las calles, siendo el comienzo de lo que esta por venir.
Sobre las 06.10, cuando la Cruz de Guía llega a la Catedral y se abren sus puertas para que haga su salida la sección de la Piedad, el Palio de la Virgen de la Esperanza hace su aparición en San Esteban, estallando los mayores aplausos y gritos de ¡guapa! a su paso. Brillo en plata y oro, de orfebrería joyas y bordados y derroche de Esperanza.
La Piedad y Jesús de la Pasión caminan juntos, siendo uno de los momentos más esperados, para quedarse frente a frente en la Puerta del Obispo.
Minutos después volvería a realizarse ese encuentro con su hijo ya muerto en la cruz.
Un año más, cuando la procesión llega a la Calle Compañía, se "cruza" con la subida de la Esperanza por la Calle Palominos, donde las Siervas esperan a su Virgen en sus balcones, recibiéndola con una petalada y una oración.
La Piedad toma su puesto en el desfile, con un andar perfecto, con sentimiento, con fuerza. La procesión sigue su camino, la cera en el suelo muestra el camino a seguir, Proyecto Hombre nos vuelve a acompañar...
La llegada a la Plaza Mayor, sobre las 08.00 marca otra procesión, esta amaneciendo y comienza el camino de vuelta. Hay que disfrutarlo, hay que hacer disfrutar a los que nos acompañan... se nos acaba algo por lo que contamos los días y las horas durante todo un año.
Pasión, Piedad, Buena Muerte y Esperanza, los cuatro pasos, nuestros titulares, la Hermandad Dominicana unida al completo para despedir una Madrugada de ensueño. Una levantada al mismo tiempo pone el broche final, pero la Piedad sigue su camino hasta la Catedral, por la empinada cuesta de Tostado los hermanos de carga ponen toda su fuerza para llevar a la Virgen y a su Hijo a descansar de nuevo a su casa.
Satisfacción, trabajo bien hecho y muchos sentimientos que se han quedado en la calle. Es la Hermandad Dominicana, es la Madrugada Charra, es NUESTRA MADRUGADA.
**Fotografias SALAMANCA24HORAS y SALAMANCARTVALDIA**
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