Hoy cientos de hermanos estamos con los nervios a flor de piel. Hoy todos esos hermanos, aunque no sea necesario este año, mirarán al cielo varias veces y a las predicciones meteorológicas. Hoy las túnicas, capas y capirotes negros rojos y verdes inundan las habitaciones.
Ha sido un camino largo, más largo de lo normal. Un año 2021 que nos dejó con ganas de más pero que al menos nos permitió acercarnos a nuestros titulares. Un año 2020 para olvidar, nos quitaron la miel cuando ya estaba en nuestros labios. Un año 2019, año que se suponía de celebración de 75 años de historias, de historias de cada hermano, de momentos, de recogimiento, pero un año en el que la lluvia quería estar presente para no perderse nada.
Pero estamos en 2022, un año en el que tenemos que disfrutar de todo lo que no hemos podido los tres años anteriores. De salir a la calle, demostrando que estamos aquí, que seguimos con ganas, y que cada uno salimos en representación de otros hermanos y familiares que nos han dejado y que nos observan desde el balcón del cielo. Esta noche todos somos iguales, todos somos Hermandad Dominicana.
Por la Hermandad Dominicana todos pasamos de largo, desde un simple hermano a una junta de gobierno, pero hay algo que siempre queda y que es el único motivo por el que cada uno estamos en esta Hermandad: Nuestros Titulares. Hagámoslo por ellos, por Nuestro Padre Jesús de la Pasión, por el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, por Nuestra Señora de los Dolores y por Nuestra Señora de la Esperanza.
Hermanos, llega nuestra Madrugada. Disfrutemos de ella lo que no hemos podido hacer estos años. Quizás mañana ya sea tarde
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